La canción del mar, una historia de madurez

La canción del mar es la última película del director Tomm Moore y de la productora irlandesa Cartoon Saloon. La película es del año pasado pero es ahora cuando está empezando a asomar en los cines (al menos en los de Barcelona), así que me ha tocado esperar bastante para poder disfrutar de esta gran película. 



La canción del mar es una historia de madurez en todos los sentidos, tanto por la historia de la  película como la del propio Tomm Moore. Y es que si ya sorprendió con el El secreto de los Kells hace unos años, La canción del mar es sin duda un proyecto aún más redondo y maduro. Con esto no quiero decir que sea mejor película, porque la verdad es que me costaría bastante decidirme entre ambas, pero sí que parece haber conseguido una gran evolución del estilo narrativo que comenzó con El secreto de los Kells.  

Nuevamente Moore se apoya en la tradición irlandesa para contar una historia de aventuras y de crecimiento personal por parte del protagonista de la historia, Ben. En este sentido recuerda enormemente a peliculas del estudio Ghibli como Chihiro o Totoro. Se podrían hacer grandes paralelismos entre esta película y el trabajo de Miyazaki. Incluso el villano de esta historia, Macha, la reina de los buhos, es un personaje que tanto por su morfología como por el tipo de personaje complejo con motivaciones poderosas, podría encajar en bastantes películas del estudio japonés.  

 

Ahora que Ghibli se ha tomado un tiempo de reflexión, quizás tocará estar más pendiente de Cartoon Saloon para ver este tipo de películas.

Sin duda uno de los puntos fuertes de la película, junto con la narrativa, es el arte. Se podrían hacer infinidad de capturas de fotogramas de la peícula que podrías quedarte minutos contemplándolos. 






En esta última imagen se distingue además otro de los aspectos bonitos de la película, que son los paralelismos que Moore hace entre la historia mitológica de Macha y su hijo Mac Liar con la familia de Ben. A la derecha de plano se ve el faro donde viven y a la izquierda al gigante Mac Liar, una vez convertido en piedra.

Como también hizo en su primera película, El secreto de los Kells, en esta película se juega mucho a la mezcla entre un uso más o menos realista de la perspectiva en el que se intercalan situaciones de pérdida total de perspectiva.




Otra de las marcas de la casa son las formas en las que abunda el uso de la espiral y las líneas curvas.






En conclusión, que la película me ha gustado mucho y que ¡larga vida a Cartoon Saloon!

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