Así comienza The Congress. Con un baño de lágrimas de Robin Wright, que se interpreta a sí misma en esta peli, ante un sermón de Harvey Keitel, su representante, acerca de sus malas decisiones para moverse en la industria del cine. La escena es potente y el diálogo es ágil y efectivo. Una parrafada al estilo Tarantino, que si además la hace Harvey Keitel, pues se convierte en más Tarantino aún, claro. Esta escena presagia una gran película, que una vez vista deja un medio buen sabor de boca por haber visto algo diferente, pero que uno no termina de sentir redonda. Ni mucho menos.
The Congress está dirigida por Ari Forman (Vals con Bashir) y tiene la particularidad de que está dividida en dos bloques muy claros: el primero rodado en acción real y el segundo animado. Uno de mis primeros conflictos con la película fue precisamente la transición que pasa de un mundo al otro. En un principio me pareció que no guardaba demasiada coherencia narrativa y que lo habían metido un poco con calzador, pero, tras digerir la película, lo siento de otra forma. Creo que la intención era contar dos historias de ciencia ficción diferentes, como si un par de episodios de Black Mirror se tratase, pero trabajando con los mismos protagonistas. Es decir, los bloques que diferencian la acción real de la animación creo que en la práctica también es una separación narrativa de dos historias diferentes con las que Ari Folman pretende transmitir un mismo mensaje, o una evolución del mensaje.
Si antes hice la comparación con Black Mirror, no fue por casualidad. The Congress deja este regusto amargo hacia el futuro. Un futuro crudo y cruel, cuya evolución tecnológica nos lleva a la impersonalidad y a la deshumanización de la sociedad.
En lo que respecta a la parte animada, como técnica, no me ha gustado. Ni me parece que sea bonita ni que esté bien animada. Narrativamente, pues es la manera en la que Ari Folman decide representar la evasión del mundo real. En este sentido no representa mayor novedad, ya que la animación ha sido una técnica bastante recurrente en este tipo de situaciones. Además, la versión animadada de Robin Wright y Paul Giamatti no me parece que haga justicia a su interpretación de los actores en la primera parte de la película.
En definitiva, que es una peli que no está de más ver (incluso pide un segundo visionado) pero no mucho más.
Para conocer más de la peli, ver el making of y demás, pichar aquí.
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