Esta mañana he leído la noticia en El País de que Disney definitivamente cierra las puertas a futuras películas en animación tradicional. Reconozco que me ha sorprendido. No porque no pensara que iba a ocurrir, porque eso era sólo cuestión de tiempo; sino porque ha sido antes de lo que esperaba.
Esto supone un paréntesis (no me atrevería a decir que el fin) de la producción tradicional de animación, entendiendo ésta como hecha con lápiz y papel, dentro de los circuitos comerciales. Pero esto no significa de ningún modo que sea el fin del estilo visual de la animación tradicional, que es eso, un estilo; y los estilos no mueren, sólo pasan de moda para después volver. Es completamente cíclico.
Una tecnología cada vez más desarrollada hace cada vez más posible desarrollar un estilo visual tradicional mediante imagen hecha por ordenador, especialmente si es un estilo limpio como el de Disney (a diferencia del trazo sucio vibrante de por ejemplo Bill Plympton). Aún hay bastante camino que recorrer en este sentido, pero que sea posible no es más cuestión de tiempo. Y obviamente la producción por ordenador es mucho más barata y más rentable, por lo que es completamente lógico que el camino comercial vaya en esta dirección. Es lo que hay, siempre nos quedará la animación independiente para disfrutar de la animación de toda la vida.
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