Muy bonito este corto surrealista en el que Quique Rivera nos muestra los delirios que se cuecen en el fondo marino. Los personajes me han parecido geniales, especialmente la gamba; y la escenografía y la iluminación de alto contraste están realmente curradas. Lo único que me sacaba un poco de la historia es el constante meneo de la ropa cuando todo el resto de la animación resultaba de lo más fluido (conchas flotando, burbujas, el humo del cigarro, etc). Un claro ejemplo de porque no se deben usar telas reales en stop-motion, al menos en trabajos donde no se pretenda ese efecto de flickering de forma explícita.
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